Mis ojos deambulan perdidos ante la inmensidad del silencio. Esta tierra es tan extraña y a la vez tan bella que temo diluirme por su ambigua atmósfera. Llegué aquí por casualidad y fue rápido el clic que me hizo vislumbrar que yo ya era parte de este lugar.

Antaño, esta isla era conocida como un auténtico paraíso, cuna mundial del exceso y la diversión. Hoy ha quedado reducida al olvido, la naturaleza comienza a reconquistar el territorio perdido, y sus moradores cada vez más escasos han acabado envueltos en una burbuja, donde el tiempo no importa y carece de valor alguno. Es como si les hubiera arrastrado una fuerza sobrenatural.

Yo quería ser fotógrafo, pero nunca me atreví. No sabía como hacerlo, me atormentaba no cumplir con las expectativas. Y solo en la huida parece que aprendo. Esta es mi deuda y mi único deseo es compartir. Bienvenido.